Hiciste una promesa, me hiciste esa promesa en la que estarías. En la que siempre estarías. Siempre. Lo prometiste. Si soy fiel a mis promesas es porque me enseñaste a creer que existen porque tu creíste en mi. Me conociste en lo mas profundo, en lo bueno y lo malo, estando sola y estando rodeada. Con una simple mirada calmabas el temor. Contigo retrocedí para poder avanzar, sabiendo que estando tu cerca podría, porque creías en mi, y porque por primera vez sentía que era real. Aparte muchas ataduras y cadenas gracias a que vi la constancia en mis ojos a través de tu corazón y palabras. Tan segura estaba que decidí a cambiar a sacar las cadenas que me ataban para solucionar una a una ese dolor, porque me sentía fuerte, capaz, valiente, viva, segura, estando a vuestro lado, sabia que nada podía hacer que callera. Nada. Se que incluso no avance yo, también caminos juntos, era divertido.
Por mucho que quieran vendrán e irán muchos pero los que se cimientan en la roca son los que estarán siempre. Por eso quizás me encuentre donde estoy porque esa roca se tambalea y hace que lo que saque no cicatrice bien, y se habrán por cualquier movimiento.
Por eso en esos momentos recurro a esas palabras que con tanta seguridad me hacían sentir segura, cómoda y capaz de saltar porque estabais conmigo. A Ese momento en el se alzo la voz y abrazo el miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario